Vengo de tomar café con Eugenio y me cuenta que las cosas no le van bien. Habla de salud. Su salud y la de Carmen, su esposa. Qué más podemos esperar de un país sobrado de congojas. La gente se muere de enfermedad, de pobreza mal llevada, de hambre, de desesperanza al no poder pagar sus medicinas... ¡Joder.dona, y de frío!. "La pobreza energética causa 7.000 muertes en invierno en España". (Público).
Eugenio dice que antes para ser feliz un día te podías emborrachar, y para toda la vida entonces ya tenías que encontrar tu media naranja. Eugenio sabe de naranjas y también de la vida y el amor. Y yo agrego que te toque la lotería. Peno por Eugenio y por Carmen, por este país que no le toca la lotería por mucho que juegue.
Llamados a vivir, pobres y enfermos, no nos queda otra que un milagro del Creador. Y más que la nostalgia de un país mejor, el que perdimos, anhelamos otro lugar para sobrevivir. San Agustín dijo: “Después de esta vida, Dios mismo es nuestro lugar”. Pues vamos a la Casa del Señor. ¡Qué alegría!. O a la eternidad contigo, amor.
Si se trata de elegir yo lo pensaría. En la Casa del Señor sería cosa de estar rezando, no tener malos pensamientos -lujuria, ¡apártate de mi- además de que me saldrían alas. Con ropa parecería que tengo joroba. ¿Te imaginas? Una parkinsoniana jorobada, ¡horror!
ResponderEliminarLa eternidad con un amor suena bien pero es mucho tiempo. Nadie ama a nadie pasado el tiempo. El amor se vuelve costumbre. La costumbre de amar, mala cosa es.
Me haces pensar.
Luego que te leo me digo a mi misma: Mi misma, ¿por qué no se te ocurrió hablar de esto? pero psss tengo cerebro de chorlito, qué le vamos a hacer.
Chido... creo
De esto o de otra cosa... Qué importa. Tú escribe. Beso.
ResponderEliminarSalud.
Si, tienes la mala costumbre de convencerme.
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