martes, 6 de noviembre de 2012

4:30A.M.

Hoy, se produjo en este país doliente un acontecimiento que pasará a la historia; un hecho trascendental; un desacuerdo neuronal que alimenta un futuro incierto. Hoy, martes, a las 4:30A.M., tropecé y caí rodando por la escalera. Casi me mato. Menos el alma me dolía todo (ahora ya menos). Una tragedia. Hasta perdí el conocimiento.

-Santísima, ¿qué te pasó?
-Caí.
-¿Te duele algo?
-Todo.
-¿Tendrás algún hueso roto?
-No sé.
-Vamos p´a urgencias.
-Vale.
-¿Pero estás bien, verdad?
-Me duelen todos los huesos.
-No me extraña. ¡Santísima!. Vamos p´a urgencias.

-Tienes el SIP caducado.
-No sé.
-¿Cómo que no sabes?
-No sé, no.
-Pues tienes que saber. Si al vencimiento no te envían una nueva tarjeta es obligación tuya ir a solicitar otra. Como si te caducara la tarjeta del banco. ¿Acaso no irías al banco a por otra? Pues la tarjeta sanitaria igual.
-Me duele todo.
-¿Sabes lo que te digo?
-Sí, que tengo la tarjeta sanitaria caducada.
-Claro que tienes la tarjeta sanitaria caducada.
-¿Me va a visitar el médico?
-Sí. Pero renueva la tarjeta sanitaria si no quieres tener problemas en la farmacia.
-Ya me vale: déjeme la tarjera.
-Sí, mira: Data démissió: 09/00 y Caducitat en blanco. Ya caducó.
-Y qué le sugiere, Farmàcia PN, ¿que soy policía nacional?
-¿Qué me quieres decir?
-Que me duele todo menos el alma, y le agradecería que me viera un médico.
-Bueno, yo te lo digo por tu bien.
-Se lo agradezco, es usted muy amable.

Me palparon, me hicieron unas placas y apareció una fisura en el dedo gordo del pie: una tablilla y 15 ó 20 días sin fatigarlo. Pero la hostia fue de muerte. Y me duele la cabeza, un poco más que siempre o así. Y la señora de admisiones un encanto de mujer, una flor deshojada en medio de la estupidez. ¿Será posible que en este país doliente, casi vencido, haya gente resignada a su porvenir?

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