El concepto felicidad ha sido analizado desde que el mundo es mundo por sociólogos, psicólogos, curas, y otros cientos de millones de gentes sin oficio reconocido que se sienten preocupados por conocer la felicidad prometida y experimentarla en estado puro.
Cada uno de nosotros vivimos preocupados por encontrar la felicidad y así poder saborearla. A veces solos y en compañía otras. Se trata de ser feliz. Lo cierto es que cada cual si encuentra la felicidad la percibe de manera diferente, porque cada uno de nosotros somos seres únicos, por lo tanto, lo que a uno le hace feliz a otro no. Y viceversa.
Según me cuentan, hay quien nunca tuvo la necesidad de buscar la felicidad. Hay quien nunca le preocupó ni perdió un minuto de su vida en analizar con patrones de conducta y comportamientos, y teorías de psicólogos que simplemente quieren que se les escuche. Ser feliz, el asunto es ese. Él no buscaba la felicidad porque ya lo era, y lo sabía, y le importa un carajo los que corrían detrás de ella como si les fuera la vida en ello: así nunca la encontrarán, decía, porque no son capaces de dejar a un lado sus asuntos inaplazables y viven en un mundo donde la felicidad no tiene opción. Pero sí le preocupa la gente que vive permanentemente cantando miserias. Porque hay profesionales que cantan miserias cada día porque creen que todas las de este mundo les tocaron a ellos. Y no son los niños cantores de Viena.
Según me cuentan, hay quien nunca tuvo la necesidad de buscar la felicidad. Hay quien nunca le preocupó ni perdió un minuto de su vida en analizar con patrones de conducta y comportamientos, y teorías de psicólogos que simplemente quieren que se les escuche. Ser feliz, el asunto es ese. Él no buscaba la felicidad porque ya lo era, y lo sabía, y le importa un carajo los que corrían detrás de ella como si les fuera la vida en ello: así nunca la encontrarán, decía, porque no son capaces de dejar a un lado sus asuntos inaplazables y viven en un mundo donde la felicidad no tiene opción. Pero sí le preocupa la gente que vive permanentemente cantando miserias. Porque hay profesionales que cantan miserias cada día porque creen que todas las de este mundo les tocaron a ellos. Y no son los niños cantores de Viena.
Lo verdadero es que lo del mercado me impacto: si los tiempos han cambiado las costumbres debieran cambiar también. Y lo uno lleva a lo otro, entonces, y esta vez no pediré perdón, este país aún no es lo suficientemente pobre para volver a la verdad desde su arrogancia: son muchos los que siguen viviendo en una nube. Felices se les veía a todos los que tenían montados sus puestos en el mercado tal vez porque habían aceptado la realidad de las cosas y se pusieron en su lugar, e infelices a todos los demás.
Ser feliz, he ahí el gran dilema, el drama, la tragedia... La tragedia es ser feliz y no saberlo. Y esto ocurre mayoritariamente a personas que buscan la felicidad a toda costa sin importarles todo lo demás. Lástima.
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