En este momento mi esposa sentada en el sofá está hablando sola. Creo que la he contagiado... No, no puede ser, yo no hablo solo... ni con nadie. Me aburre la gente. Si fuera domingo iría a misa, o lunes y al psiquiatra. ¡Hay que joderse!. Entonces creo que me debo preocupar por mi esposa... a no ser que esté meditando en voz alta. O hablando con su Dios, que mi esposa cree en un solo dios verdadero. Mi esposa y madre a la vez lo que quiere es trabajar y fijo que le está pidiendo a Dios que le mueva su currículum unos millones hacia delante. Cada uno pide a su Dios lo que le interesa. Mucho rezar, y creer, y yo pecador, y a la hora de la verdad cada cual va a lo suyo. Mi esposa pide un puesto de trabajo para ella y dos más para sus hijas. Mi esposa es hija de su madre cuando los problemas la agobian.
Vivimos tiempos difíciles y somos víctimas de nuestros propios intereses. Mi esposa trabajo para ella y sus hijas, y Rajoy pisos a 160.000 euros y de regalo tarjetas de residencia. Mi esposa pide tres puestos de trabajo, y Rajoy... pregunto: ¿un tarjeta de residencia por cada piso? Una familia rusa o china (Rajoy dijo Rusia o China, si otros países no sé) de cuatro miembros, ¿tienen que comprar cuatro pisos o con uno ya les vale?
Mi esposa desde que cayó por la escalera no está bien de la cabeza. Y Rajoy, en el "día de la victoria" tampoco (hoy hace un año que ganó las elecciones). Mi esposa antes de la caída no era así, pensaba en voz baja, o no pensaba, al menos yo nunca la oí. Y Rajoy en la oposición, o cuando pinto pinto gorgorito en la libreta azul de Aznar... A propósito, lo de Aznar y sus memorias es mucho. Ni Rubalcaba lo hubiera hecho peor.
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