Cuando escribo, no me atormenta la idea de mentir porque sé que el que escribe no debe tener miedo de llevar al papel sentimientos donde destacar elementos que tal vez sean vistos solo por sus ojos pero que juraría ser la realidad. Por eso, hoy quiero adelantar mi declaración jurada de bienes. Para empezar, debo decir que tengo madreñes, coche y una bicicleta. También tengo casa. Soy rico, pero no por estos bienes, a los que añado otros enseres y mi viejo ordenador. Soy rico por lo siguiente:
-Por la inmensa suerte que tuve al conocer a mi esposa quien me regaló dos hijas a las que adoro.
-Por la lealtad de dona, mi confidente amiga, que por más de una vida no deja de mover su cola cada día en señal de alegría por mi presencia.
-Por amigos como Ernesto, que comparte, y yo con él, la partida de truc los domingos, también alegrías, tristezas, sueños, y, sobre todo, porque me quiere aún conociendo alguno de mis defectos.
-Porque duermo sin dolor de conciencia y mis insomnios solo son provocados por alegrías.
-Porque controlo mis ambiciones y soy incapaz de acometer de manera consciente acciones que pudieran manchar el apellido de mis hijas, el mismo que yo heredé de mis padres.
-Porque disfruto al tomar café cada mañana en compañía de mi sabio amigo Eugenio, de sus consejos, de sus naranjas que me regala, y que me negaría a sacrificar por nada.
-Porque a pesar de los pesares, ella, mi amiga del alma, aún me sigue leyendo en silencio.
-Porque me encanta la vida de este pueblo, su gente, su cultura, y porque será un privilegio para mí participar como vecino cuando decida su futuro.
-Porque soy libre en Les Seniaes (donde todo comenzó).
Después de tanta riqueza ¿A qué más debo aspirar que no sea salud y fuerza para combatir el día? ¿Para qué quiero bienes materiales si tengo paz de espíritu? También quiero citar en mi declaración a Pepín y Vicente, quienes me advirtieron que al no ser de este pueblo nunca comprendería a sus gentes por no tener referentes para aquilatar el valor de su idiosincrasia. Nada más lejos de la realidad, porque del aprecio que recibo de mis vecinos conozco su verdad. Así que, con activos de tan incalculable valor, puedo ufanarme de tener la mayor riqueza de este mundo.
He aquí las válidas razones por las cuales proclamo, aquí y ahora, que soy rico por todo lo que amo. Honor a lo que amo. No tengo más que decir.
Estoy completamente de acuerdo, muchos de nosotros nos hace falta darnos cuenta de lo que tenemos, no en lo material, en apreciar la familia, los amigos, los vecinos en saber llevar a buen puerto lo que nuestros padres llevaron. Que vida tan difícil llevaron y que fácil la llevaban, nosotros que vida mas fácil y que mal la llevamos. Salud
ResponderEliminarEso es.
ResponderEliminarSalud.