La soberbia se manifiesta desafiante y proyecta un perfil psicológico cercano al orgullo y al desprecio por el sentimiento ajeno. Personas con una sobredimensionada autoestima reúnen las condiciones idóneas para alzarse con el santo y seña de la vida.
Tenemos que pensar mucho más en el amor como sentimiento colindante, como tranquilizante ante la duda, como esencia de vida. Tenemos que avivar la paz de espíritu. El humano ser está desorientado y sin capacidad para discernir los problemas y hacerles frente de manera efectiva. A propósito de afrontar los problemas: no me canso, la familia, la familia. Lejos de condicionamientos económicos o ideológicos, la familia. Incondicional la familia. Y cuando digo familia no digo sangre, que también. ¿Comprendes?
Más nos convendría compartir nuestros sentimientos y despojarlos de intereses espurios, preguntarnos acerca de tantos caminos y mirar de frente al amor... y juntos extasiarnos ante el asombro a pesar de que todo pueda estar escrito.
Tal vez tú, como la canciller alemana Ángela Merkel, recomiendes recortes en el camino para avanzar. Ay, si recortas no avanzas, hasta un niño lo sabe. Recortar a veces es morir. (Lapidaria frase).
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