Al fin es sábado, el día que tiene sabor a final. En sábado no hay muecas transformadas en sonrisas forzadas, ni ilusiones entregadas, ni besos de conveniencia, ni anocheceres sin luna. En sábado se olvidan las miserias de la cotidianidad. Es sábado y la gloria se viste alegría y todo sabe a eternidad.
¡Viva el amor que me diste!.
¡Viva tu mirada de triste recuerdo!.
¡Viva tu cola en acompasado movimiento!.
¡Viva tu ternura!.
¡Viva tu complicidad!.
¡Viva tu estar a mi lado al regrear de mis ausencias!
¡Viva tu complicidad!.
¡Viva tu estar a mi lado al regrear de mis ausencias!
¡Viva tu voluntad de hacer camino!.
¡Viva tu crecido amor que venció todas mis debilidades!.
¡Viva tú muerta!.
Este sábado de los fieles difuntos me dedicaré a ti, y jugaremos a ser felices. Hoy solo estaré para ti, mi mejor amiga, mi fiel compañera: dona.
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