Esto no es una opinión, ni un cuento, ni una explicación, tampoco una declaración de amor. Esto es una queja con llanto. Se lo diría a Rajoy. Se lo diría a cualquiera que me escuchara. Que se sepa que me muero de dolor. Que lo sepa todo el mundo. Sentado frente a mi viejo ordenador me encuentro incapaz como un enamorado adolescente detrás de un beso que se fue o que no vino. Tengo un pie que no es mío y me muero de dolor. En fin, si quiere que entre el mar por Antequera que ya ha entrado en New York.
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