En las redes sociales, decepcionados unos comentan sobre sus decepciones, y felices otros, también comentan sus motivos de felicidad. Los usuarios de las redes sociales saben de todo y se pronuncian con fidelidad. Son coherentes con su estatus de impunidad. Son hijos de las nuevas tecnologías y asumen posiciones de correspondencia vital. Son usuarios de una realidad virtual.
Yo escribo en Internet, soy bloguero, se pudiera decir entonces que soy internauta, pero no. Ni pertenezco a ninguna red social. Quizá sea consecuencias de la guerra fría donde nunca se respetó el valor de la palabra.
No me interesan las redes sociales, pero las respeto; también a los usuarios. Aunque tengo que decir que la ambigüedad de la palabra en esas redes sociales es patética. Las ideologías que manifiestan debería ser razón suficiente para exigir congruencia moral. Porque la palabra no se mangonea. Ni se difumina una mirada.
Ser ciudadanos de palabra sincera y mirada franca para pertenecer a un mundo más humano y civilizado. Pero cuidándose de generalizar, porque generalizar siempre fue un error.
No hay comentarios:
Publicar un comentario