miércoles, 14 de enero de 2015

De dormir la siesta y un sueño.

Yo, si no duermo una hora de siesta no soy persona... Tal vez esta aseveración sea un poco exagerada, pero se ha comprobado científicamente que dormir la siesta es una excelente terapia contra el estrés. La siesta refuerza la inspiración intelectual y mejora notablemente el rendimiento físico.

Mi horario preferido para la siesta son las tres. De tres a cuatro. Reconozco que soy un verdadero experto y que me muevo entre las sábanas con gran soltura... Incluso, me permito el lujo de soñar en solo una hora verdaderas historias. La de hoy fue un lujo, lástima que el final se me escapara por unos minutos... Como lo cuento:

Hoy soñé que estaba en una importante notaría preparado para firmar las escrituras de dos pisos de lujo, uno para cada hija. Dos pisos estupendos con garajes para dos coches y trasteros y, curiosamente, no estaba presente el director de ningún banco. ¡Qué estupendo!. La razón por la que no estaba ningún representante de lo ajeno era porque en una bolsa de basura que tenía depositada encima de la mesa había euros a millones. Eran míos y ganados honradamente con una pequeña prevaricación. Por soñar soñé que era un político de los de ahora...

Los pisos estaban situado en lo mejor de Valencia. Justo al lado de la Ciudad de las Ciencias y las Artes. Una zona con espacios libres, parques y jardines, ay. Pero una llamada de teléfono... 

-¿Qué? 
-Ah (y eso). De acuerdo, no se preocupe... 
-Perdonen señores, era el notario y me ha dicho que está bloqueado con el coche en un atasco y se retrasará unos minutos...

-¿Qué hora es?
-Las cuatro...
-¡Mátame camión!.

-¡Despierta cariño: son las cuatro!.

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