miércoles, 3 de junio de 2015

Silencio.

Silencio impuesto o deseado. 

El silencio es bueno y es malo. El silencio te vuelve loco si te duelen los oídos. Los oídos duelen por oír y no escuchar. Cuando no duelen los oídos es si no escuchamos. No escuchamos. También se puede decir que no nos escuchamos. Además mentimos desenfrenadamente mientras el día que vivimos nos aleja de las cosas que nos debieran importan. Pequeños detalles capaces de maravillarnos. Una sonrisa. Pienso que ya no somos capaces de emocionarnos con la sonrisa alegre del bebé. Los detalles no pasan mudos en de soslayo.

Un día muere ante el silencio impuesto si la mente se vuelve adicta al miedo. Si el silencio se acomoda en un apartado íntimo cercano al olvido di adiós. Al silencio impuesto no le podemos dar tiempo a que conozca nuestra resistencia a la vida; nuestras debilidades.

Un día vive ante el silencio deseado imprescindible para el desarrollo de nuestro equilibrio mental: el silencio que nos relaja, reflexivo, el sentir placentero. El silencio deseado es dar tiempo al amor para que siembra la vida de poesía.

El silencio impuesto es un ruido sordo y atiza los malos quereres, mientras que el silencio deseado es humano en las formas y tiende a fomentar la buena correspondencia. Silencio impuesto o deseado... a veces se puede elegir.

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