Hoy, como promesa de ayer, poseído por la urgente necesidad de tener un amigo, con la primera luz del día, vuelvo por mis pasos en busca de un amigo. Digo por mis pasos porque no tengo nada nuevo que ofrecer sino lo que di. Y lo que di no interesa a un nuevo amigo. ¿Quién va a querer un nuevo amigo sin una chispa de alegría que cantar, que además está aprendiendo a hablar como un bebé? Aclaro que no me estoy volviendo más viejo de lo que soy, tampoco que la memoria y aquello, es porque quiero hablar como Ian, y lo mío me cuesta. "Gugu", de momento es lo que aprendí.
Insisto, y lo digo de corazón, necesito una amiga que me inspire más que las que tengo (me costó decirlo) y un amigo para entre ironías cargadas de emoción ir de marcha por "la ruta del bacalao" hasta el amanecer sin dejar de saltar al son de la música que se lleva ahora. Esta música es la de los tambores de Semana Santa que asoma directamente a la locura. Para eso necesito un amigo, para ir pateando la vida de lunes a lunes, como los contratos laborales de hoy en día. Ahora voy a tomar café y prometo volver como ayer. Si vuelvo. (Nunca dejaré de ser un "cantamañanas").
Suerte en tú búsqueda.
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