martes, 23 de junio de 2015

El pundonor de Rajoy.

Esta mañana amaneció feliz para mí porque una amiga me despertó con su mejor regalo de buenas madrugas. Es de agradecer, porque su regalo es una bendición, pero no siempre amanece desprendida de su mirada... Uno es viejo y lo acepta. La vida no es justa a veces. Lo que no sé es si debemos seguir tolerando las injusticias. Me explico: acabo de llegar del centro de salud y mientras esperaba mi turno para unos análisis -nada de qué preocuparse, muchas gracias-, un vecino me comentaba que volvían los tiempos de la esclavitud al mundo laboral. El asunto es jodido y va para dolor, pues lejos de desaparecer la esclavitud, además, aumenta el vasallaje y obligan a pagar feudo... Hay que detener esta lacra de sumisión. ¡Quitémosle el negocio a los explotadores!. ¡Joder, dona!. Vencidos, son multitud las personas que están obligadas a la explotación. El trabajador de antes era mileurista y el de ahora una utopía. La crisis nos cambia a todos para peor. Y menos mal que aún no llegamos a la trata de personas.

Quienes trabajan lo hacen de luz a luz sin apenas tiempo para almorzar, que para más humillación, les descuentan los quince minutos. Los trabajadores de las ETT saben de qué hablo (tengo pruebas). Vivimos la opresión de los tiempos que vuelven del pasado... Ha llegado el momento de intervenir de manera global. Los datos son escalofriantes.

El trabajador se ha convertido en una mercancía más. Triste por lamentable es que nadie hace lo suficiente y la rueda sigue rodando: hay que comer. En esta compraventa de mano de obra barata los grandes empresarios no quiebran a pesar de la crisis, es más, sus cuentas de resultados son escandalosas. La explotación de los pobres. La opresión y la falta de libertad no rompe las cadenas. Urge quitarles el negocio a estos comerciantes de trabajadores sin escrúpulos. Y desde el gobierno promocionan los contratos por cero horas para salir de las listas del paro. Cuentan los porcientos, no la calidad del trabajo. Y menos la dignidad humana. Ningún trabajador es producto de mercado. No merecemos ser personas si permitimos que tanto trabajador sea cautivo en este país de Rajoy. Pero hay que comer, insisto. O pagar la luz. O las medicinas. Y un sinfín de etcéteras. El salario de ahora solo da para pagar un bien de primera necesidad.

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