De deberle al teclado del ordenador los ojos y la mirada como si no fueran míos.
Los ojos, la mirada, el teclado y el ordenador son míos. Y no es un todo sino dos. Aclaro que no están a mis órdenes a pesar de ser míos. El teclado del ordenador va a su aire y de mis ojos la mirada libre. La mirada es su inmediatez que no somete a consideración. Penetra en otra mirada libre de embarazo; no le importa lo que vean en ella, especialmente cuando mira de soslayo.
Los ojos, la mirada, el teclado y el ordenador son míos. Y no es un todo sino dos. Aclaro que no están a mis órdenes a pesar de ser míos. El teclado del ordenador va a su aire y de mis ojos la mirada libre. La mirada es su inmediatez que no somete a consideración. Penetra en otra mirada libre de embarazo; no le importa lo que vean en ella, especialmente cuando mira de soslayo.
Mi mirada de soslayo es ansiedad inevitable. Ciega, escribiría sus hazañas, pero mis ojos brillan con luz propia.
Mi mirada de soslayo no es de fiar, es descarado su mirar; y a pesar que nunca ofrece esperanzas hiere el alma porque provoca una visión diferente de la vida a personas que son invisibles a los demás.
Mi mirada de soslayo distorsiona la realidad acomodándola al antojo de sus caprichos... Si una dama desprevenida, destroza su corazón sin reparar en daños y perjuicios. Malaya mi mirada de solayo que lisonjea a quien la mira. A mi mirada de soslayo yo la acuso de mirar descreída de emoción. Ojalá tuviera unos ojos con mirada franca, o unos ojos de mirar por encima del hombro a la gente por siempre despreciables, al menos sabría a qué atenerme. Si en descuido ven mi mirada de soslayo antes que ella huyan sin volver la vista... Su biografía es palmaria si contamos las lágrimas que permearon otros ojos.
Y sin embargo, mi mirada de soslayo tiene la facultad de reproducir un mundo de ensueño a partir de la luz que elimina los desvelos. Y el duelo de las tristezas. Mi mirada de soslayo lleva el augurio de María, la Magdalena, en un beso que entrega apasionado a quien no se resigna a la voluntad de las adversidades. Mi mirada de soslayo predica cada día el evangelio del amor.
Te comparto algo (hoy un casi nunca nada soy Chavela Vargas): Los mexicanos nacemos donde se nos da la rechingada (ella lo dijo, yo lo repito como loru huasteco). Los mexicanos nacemos donde se nos da la rechingada gana.
ResponderEliminarChido ¿No?
¿Eh? ¿Eh? ¿Eh?
ResponderEliminarSi me hubieses contestado todo habría sido más fácil. Asumo la derrota. No siempre se da todo por perdido. La vida se me va por los descuidos.(canto en do menor).
ResponderEliminarNo hace falta una respuesta porque no ha habido una pregunta.
A veces suelo desangrarme al amparo de las sombras de una madrugada gloriosa.