Para mí sería fácil escribir acerca de la verdad en clave de fe religiosa sobre un milagro conocido ahora que no se me ocurre nada interesante para escribir. El asunto es que sigue habiendo más ricos y que pobres y sería un inconeniente contar la verdad. La avaricia nos engulle y nos volvemos codiciosos, nadamos en la abundancia y queremos más... No hablo de euros que nadie sabe qué fue de ellos, hablo de la humanidad que debiera guiar nuestras vidas... Este mundo que hemos construído no es de fiar. Quizás en las iglesias pero no sé... Es posible que ni en las iglesias donde ocurren los milagros quede un poco de esperanza. Nada nos indica que vamos a mejor, y poner de moda la verdad es la mayor de las posibles utopías. Confiemos que el amor nos salve, porque si no es por amor todo está perdido. Ruego a María, la Magdalena, que sin ambigüedades nos permita ser felices por amor. Amén.
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