lunes, 8 de junio de 2015

La poesía como oficio.

El hombre necesita de la poesía para vivir. La poesía está presente en él como naturaleza viva. Es imposible encontrar un hombre ajeno a la poesía. Lo reconozca o no. Lo entienda o no. Si digo hombre digo mujer, y entre todas solo una...

El hombre y la mujer son exclusivos y responden a un patrón de existencia que conlleva lo que se denomina especie. El hombre y la mujer y la palabra que los une interactúa sobre ellos como pieza de una obra literaria que se representa en el alma creando la nostalgia que fomenta la inspiración y los atrapa en una tristeza que los impulsa hacia nuevas sensaciones despertando en su interior el germen dormido que decide las voluntades. Pudiera ser arte, como tu risa y tu mirada. Poesía consciente que permite el disfrute armonioso de la vida.

Cuando la poesía recibe el aliento de la duda y el temor (¡cuidado!) el amor anda cerca... Es cuando un poeta asume el protagonismo que anima a desentrañar los sentimientos y esparcirlos por el aire. De dónde sale la duda y el temor que alienta la poesía, un poeta y los sentimientos, y dónde se posen o a quién alcance nadie sabe. (Tampoco importa). Es un misterio.

Para dedicarse a la poesía como oficio es imprescindible la vocación creativa con fines dignos para el amor aunque se sea tarde. ¿Tarde? Un poeta no diría tarde. Nunca es tarde para ser poeta o alcanzar el amor. Claro, nunca es tarde. La poesía como oficio.

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