martes, 13 de enero de 2015

Porque exista otra lectura...

Cuando no sé de qué escribir le doy al teclado porque mi ordenador que me ordena sabe por qué no sé de qué escribir. Lo sabe. Y lo sé. Los dos sabemos que no quiero escribir de lo que sé porque todo tiene un límite. 

No escribir de lo que sé y esperar que las cosas se arreglen por sí solas no va con mi carácter, no, así que escribo de la capacidad de asumir situaciones que uno no comparte y sobreponerse a ellas. Se trata de dar valor a lo que otra persona pueda pensar... No es mi caso, pero hay quien va diciendo por ahí que es mi suegra y que las cosas son como son...

Cada vez que alguien se sienta deprimido que me llame porque yo soy la esperanza capaz de sacar fuerzas de mi pasado glorioso y sobreponerse a cualquier situación por crítica que sea. Las adversidades son mi especialidad. Ejemplo: "No puedo obrar en contra de mis convicciones".

Mucho para un psiquiatra pero yo renuncié a la psiquiatría por la locura. Freud nació en este pueblo... Según me cuenta la vecina chismosa.

No hace falta tener un doctorado en psiquiatría para saber, basta con una formación en valores humanos: La familia. "¿Sabes qué, tío? Diría la niña Atenea: "no te atrevas a bajar la cabeza ni perturbar la palabra". Algo ocurre y no sé qué es... Veremos.

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