jueves, 5 de septiembre de 2013

Tengo una amiga omnipresente

Tengo una amiga omnisciente. ¿Qué hago? Vale: yo vuelvo a ti si tú vueles a mí, al amor y la santa poesía. A las buenas compañías, a contar la verdad sin dobleces, a pasar de las palabras que a veces son espadas con doble filo, a leer y releer. A confiar en mí como yo confío en ti. Y digo buenas compañías porque las buenas compañías son también las de otros. Yo no quiero exclusividad, pero si les hablas de mí, no consientas que me escupen a la cara. Eso es una exigencia. Un amigo no desprecia a otro en presencia de un tercero, y menos si es éste el que versiona lo ocurrido interesadamente.
 
Volveremos juntos al amor y la santa poesía, sin más límites que la literatura, y sin olvidar que nunca dejará de ser literatura. A mí la amistad se me parece a uno de esos imposibles comportamientos humanos... Me vuelve loco. La amistad es una lucha permanente por la convivencia. Pero igual le doy demasiadas vueltas.
  
Ella es así conmigo porque solo tiene un enemigo. Carece de dualidades y parece desvivirse por hacer el bien o sencillamente agradarme. Lo bueno, que cada día me justa más cómo escribe, lo malo que está en todas partes... como mi suegra, tiene el don de la ubicuidad. Sin embargo, al contrario de mi suegra, y me consta, ella solo quiere brindarme su afecto y mantener una amistad fiel conmigo. Y yo con ella. ¿Y entonces? Miedo me da...
 
Pero aviso: ni celos ni dobleces, ni alergia por nadie. Solo besos y abrazos de esos que solo la fuerza del amor es capaz de dar.

2 comentarios:

  1. A mi también me da miedo. Llegas y te vas, ¿Por que no te quedastte como antes?

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  2. Un día te voy a enseñar mis intentos de "poema" que publico en otro lado.
    Un día cuando haya aprendido a escribir versos.


    Gracias por tus palabras en mi blog.


    Un abrazo

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