jueves, 12 de septiembre de 2013

Al amigo de mi amiga

Tengo una amiga que tiene un amigo confesor. ¿Será cura? ¿Será amigo? Ay, no sé. Pero salta como una espoleta cuando mi amiga y yo tenemos desencuentros.
 
Lo cierto es que mi amiga es de fiar, soy yo el de los desencuentros... y se los traslados. Sin querer se los traslado. Solo la tengo a ella. Y no digo que se hiere a quién más se quiere. Pero rebota la palabra. Es la palabra que tanto amo la que me maltrata y por simpatía... Perdóname. Entonces, es cuando aparece su amigo con decires negados a la realidad para dejarme claro que no está sola, y que me ande con cuidado.
 
Al amigo de mi amiga, confesor o simplemente amigo, le doy las gracias. Mi amiga tiene mucha suerte en tenerte como amigo. Sincero e inteligente, me alegro que andes por aquí, que me vigiles de cerca, y que pongas freno a mis desvaríos.
 
Un día quizá te pida yo relaciones y seamos amigos. Si tú quieres. (Lo pensaré).

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