lunes, 23 de septiembre de 2013

En otoño me amarás

Y ya metidos en otoño, y muerta la penúltima esperanza (hablo del día de la fiesta, de no preguntarle qué tal me va), vuelvo con tu nombre para decirte que no me he olvidado de ti, que nunca me olvidaré. Y, sobre todo, para decirte que siempre me amarás... Me amarás sin disgustos ni resabios, sin cuentas atrasadas, sin deudas. Me amarás contra todo pronóstico, como siempre me has amado me amarás.
 
En la margen izquierda del río me amarás, aunque hayas olvidado hacia dónde queda el puente de hierro me amarás. En los días ventosos me amarás. Atada a tu recuerdo, porque sigo ahí, me amarás. Me amarás con el sentimiento que nunca quisiste descifrar... En el latir intenso que vence emociones con el primer viento de otoño me amarás. En otoño me amarás.
 
Después de todo, de los años y algún descuido, de leerme en silencio, de estar sin haber estado, de buscar besos ajenos con sabor a mí, de temblores en las piernas al salir de casa, de escribir con tu nombre y leerme antes de ir trabajar me amarás. Sin haber amanecido me amarás.
 
Hoy tengo la mente ocupada en otros asuntos y el corazón con tu nombre. Quiero decir que te escribo a vuela pluma porque tengo prisa... Me voy y regresaré tarde. Pero te quiero dedicar este lunes de esperanza... Tu ojos de mirada decidora y sus párpados que siempre iban en su ayuda mientras impaciente esperabas que llegara el día que no quisiste que llegara... No es lo mismo despertar un amor que insuflar santa poesía, esta última es la consecuencia de contemplar juntos un paisaje en Les Seniaes (donde todo comenzó). Y es exclusivo. Como tu fotografía, la de tus manos juntas apoyadas en tu mejilla. de las tres la más hermosa.
 
De ti ya sé, de mí ya sabes, mientras tanto y llega la hora, no dejes que te pase la vida de soslayo, no te olvides de vivir, dama de la poesía. (Amanecerá algún día).

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