Qué domingo más triste...

Qué domingo más triste.... Que si una amiga ida, que si el verano se va. Por cierto, y alguien pudiera pensar que no me agacho, pero me acaba de enviar un e-mail una amiga de siempre que hacia tiempo nada sabía. Susana, por decirle. Fueron cuatro palabras y tres de reproche por otro e-mail que dice me envió. A Susana la creo, pero bien sabe la María que no me llegó ningún e-mail. Pero me alegra saber que está bien y que aún se acuerda de mí.
 
Recuerdo que antes -no sé ahora-, tenía mucho éxito con los hombres... como yo de joven con las mujeres. ¡Joder, dona, todas mis amigas son más jóvenes que yo!. Antes me escribía unas cartas interminables y ahora de cuatro palabras tres son reproches. Qué domingo más triste... y qué dolorosa existencia. Amigas a las que quiero todas se van yendo... Unas se casan otras no, unas siguen solteras otras no, pero todas tienen en común el olvido hacia mí. No me quejo, si yo fuera joven y con éxito en la vida también pasaría de los tristes de morir.
 
A unos los lleva la muerte y a otros la vida. Y si son buenas, y amigas, se van las primeras. Y se van con cualquiera.