martes, 24 de septiembre de 2013

En la planta tercera

Los lunes son de esperanza porque hay que dedicarle un día a la semana, y qué mejor que el primero, pero a veces resulta que te ves obligado a hacer una visita al médico. No es un día cualquiera, ni una gripe de lo que hablamos, así que vas con miedo, tienes que ir y vas, pero con miedo. Y al entrar, como sabes el camino vas directo, sin preguntar y en silencio. (En un hospital guarden silencio, por favor). Y se llega porque el camino entre ascensores y escaleras... pero mejor la escalera, estamos en un hospital y la escalera es más saludable, y enseguida te das de morros con el olor, se acabará el mundo y el olor de esa planta seguirá pegado en tu tráquea. Todo sigue igual: el mismo mobiliario, las mismas puertas blancas, las batas blancas y los mismos bancos repletos de personas con una sonrisa en los labios esperando que una enfermera diga su nombre para entrar. Alguien que pasara de soslayo por la planta de oncología la confundiría con la de maternidad.
 
Ese maldito olor se queda impregnado en la ropa y en la piel; cambias de ropa, te duchas pero si no te arrancas la piel no se va... Yo no me río, pero solo yo. Hay personas valientes, y héroes y heroínas, y todos y todas están en la planta tercera.
 
Sale la enfermera y pronuncia tu nombre (eres tú) y entras y el oncólogo te invita a sentarte y mira su ordenador y lee, y frunce el ceño. ¡Joder, dona, qué no sabe que las muecas y los gestos es el idioma más antiguo que se conoce... Y te mira, hace unos minutos que llevas sentado y la ansiedad te sale por la boca. Y empieza hablar, pero ya es tarde, más que torpe de entendederas estás bloqueado. A tu ordenador se le fundieron todos los fusibles y no entiendes ni jota. Luego de un rato se levanta y te da la mano (es su manera de felicitarte cuando las cosas van) y un papel para que pidas cita en recepción... No eres nuevo y sabes, y él también sabe que no eres maleducado, solo tienes miedo. (De frente al retrete y se acabó).

8 comentarios:

  1. Con el corazón en la mano deseo que estés bien, que deseo nada te suceda y que estés sano por todos lados

    Yo lo deseo de todo corazón.

    Cuidate de soslayo por favor.


    Te dejo todo i cariño.

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  2. Y tú también, cuídate de corazón, amiga. Muchas gracias. Beso.

    Salud.

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  3. No me hagas llorar, no quiero que bada te suceda. Aunque me enoje y sea cerrada de mente, no quiero que nada te pase.

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  4. Aunque te haga enojar y seas torpe de entendederas a veces... Aunque no te merezca, yo también te quiero, amiga, y peno por tu salud. Muchas gracias. Beso.

    Salud.

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  5. Me alegra que el Bata Blanca traiga buenas nuevas :-)

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  6. Bata blanca, bata negra ¿recuerdas? Qué tiempos aquellos... Muchas gracias. Beso.

    Salud.

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