domingo, 1 de septiembre de 2013

Intérprete de silencios

Loable perseverar, persistir, pero, ¿hasta cuándo? Últimamente me lo pregunto: no advertía que la respuesta me golpeaba cada día...
 
En un punto esencial de mi cuerpo,
cuando el pulso comienza
y me vuelvo humano,
-desahuciada mi mente-,
el alma se serena y mi corazón se libera.
Entonces noctívaga apareces...
 
Germen de luz que avanza hacia el éter;
recuerdo intangible de la memoria
¿fuiste y se acabó?
Tu imagen se refleja en la pantalla de mi ordenador que me ordena,
arrastra mis dedos por el teclado
y aparecen ráfagas de letras intentando rescatar tu nombre de un poema.
  
¿Quién te regalará ahora cada día al alba bajo el mismo cielo un verso?
Hay poetas y hay musas.
Hay damas en su propia poesía.
Y elevando una plegaria con sus manos indefensas el cielo...
(Solo falta un dios que te resucite de una tumba olvidada,
polvo iridiscente de buenas madrugadas).
  
Las personas que se resisten a claudicar ante objetivos inalcanzables acusan más problemas de salud de todo tipo y más de todo que las propensas a abandonar. En medio de la duda entre continuar o no, algunas sienten a Dios. Otras a la María. Y las que más, tiran la toalla... tal vez se salven. (Intérprete de silencios, pide que te devuelvan el dinero del curso).

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