domingo, 7 de octubre de 2012

Prometió llegar y vino

Siempre digo que cuando cobre la "extra" cambiaré mi viejo ordenador y luego me arrepiento. El caso es que mi ordenador esta obsoleto, no tiene altavoces ni tampoco tiene esa cosa para hablar con las amigas y verlas, y lo peor, hace lo que quiere sin importarle las consecuencias. En el fondo yo lo quiero, son muchos los años, pero me tiene harto. A mis años puedo elegir y darle a cada cual la confianza y el cariño que creo merecen. Ahora, probablemente tenía escrito el mejor relato que nadie pudiera imaginar. Era un relato sensato, creíble, hermoso de contenido y con un final feliz. Era más bien una historia de amor. Pues bien, fui a tomar café con Eugenio, y lo que tardé, que fue casi nada, y había borrado la historia de amor más hermosa nunca escrita. La gota que colma el baso.
 
Lo dijo bien claro la vicepresidenta del gobierno en la Cadena Ser: "los pensionistas este año cobrarán la desviación del IPC y en enero les subiremos un porciento la pensión". Eso dijo. Y Rajoy también lo dijo. Pues bien, si con la desviación del IPC no me alcanza porque los regalos y el turrón, con el porciento de enero fijo. Y entonces compraré un ordenador que no me ordene ni me borre lo que escribo. Y escribiré historias maravillosas de amor, y relatos asombrosos, y poemas dignos del mejor de los poetas. También podré escuchar música y hablar y ver a mis amigas... Va en serio, a pesar de los pesares y el copago, me estoy haciendo de Rajoy. Los ideales importan en la vida pero más el dinero. Antes me ajustaba a la realidad, ahora no. Antes era solidario, ahora no. Antes era joven, ahora no.
 
Y sé que los funcionarios y los mineros. Y los niños con tapper y las becas y los autobuses. Y las matrículas universitarias. Y el programa erasmus. Y la RENFE y el metro. Y el propano y el butano y la gasolina y la electricidad. Y el IRPF. Y el IVA. Y el decreto del estatuto de los trabajadores incluyendo las reformas mensuales y sus consecuencias abusivas. Y el paro. Y la dependencia. Y la pobreza. El Estado de Bienestar. Pero a mí Rajoy me va a pagar la desviación del IPC y también me va a subir un porciento la pensión. Sé que todo el mundo pierde con Rajoy, lo sé, pero yo gano. Así que me haré de Rajoy y podré comprar un ordenador nuevo que tenga muchos uesebes y lucecitas de colores, y sobre todo, esa cosa para hablar y ver a las amigas. Un ordenador de última generación. Un ordenador con altavoces que me despierte cada mañana como hace dona, que me pregunte cómo me encuentro, que me diga si va a llover o no, y que llame a mis hijas sin marcar su número cuando las eche de menos. Compraré un ordenador que no me ordene ni me decepcione como alguna. Compraré un ordenador que me quiera. Porque uno llega a viejo y vende su alma al diablo por un poco de amor. Y la muerte lo sabe. Y Rajoy, por eso alaba a la "inmensa mayoría" de españoles que sufre y no se manifiesta. Esa "inmensa mayoría" que se queda en casa porque tiene miedo. Porque ha perdido la esperanza de que cambien las cosas para bien. Porque les ha robado la ilusión de vivir.

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