En la rueda de prensa del Consejo Europeo de Bruselas habló Rajoy.
Rajoy está satisfecho y confía en la (re) capitalización directa de los bancos, además, 40.000 millones de euros no son tan importantes, si hubieran sido más igual.
-Deuda... ¿Qué deuda?
-4% del PIB... ¡Por favor, no seamos miserables!.
-Unión bancaria... ¿Unión?
-Segundo rescate... ¿Segundo? ¿Y el primero?
-Rescate de emergencia... ¡Y dale!. Se trata de avanzar: voluntad política.
Merkel y yo. Hollande y yo. Monti y yo. Draghi y yo. Lagarde y yo. Finlandia, Holanda y Alemania. Y yo.
No existe gobierno sino Rajoy. No existe PP sino Rajoy. No existe el Congreso de los Diputados sino Rajoy. No existe el Senado sino Rajoy. No existe el cumplimiento de la ley sino Rajoy. Entonces, si no existe nada, ¿quién es Rajoy? No existe IPC: salarios y pensiones devaluadas sino Rajoy. No existe educación sino Rajoy. No existe sanidad sino Rajoy. No existe bienestar social sino Rajoy. No existe derroche sino corrupción. Repito, ¿quién es Rajoy? Pregunto.
Todo ser humano tiene sus propios demonios y sus miedos. Algunos son imaginarios, otros reales, y se alimentan de vanidad, prepotencia, ignorancia, y sobre todo de silencio, empezando por Rajoy. Rajoy y yo.
Cuando el culto al "yo" se arraiga en las entrañas y llega a ser tan parte de uno mismo que niega hasta la evidencia; cuando el culto al "yo" se revela de tal manera que utiliza estrategias capaces de maquillar la realidad, entonces, justifica lo injustificable. Y uno se hace súbdito de sí mismo.
¿Es posible recuperar a Rajoy? ¿Es posible que se ponga en su lugar y no en el de los demás? ¿Es posible que se ponga sus zapatos? ¿Es posible que deje de ser "yo" y sea "él"? Elijo creer que es posible.
Que la luz del Señor Dios guíe sus pasos y transforme a Rajoy en Mariano. Y el silencio en un botellón de fin de semana. Amén.
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