Aún me queda el último minuto para decir que las cosas no son lo que parecen, que siempre hay una esperanza por renovar. Y unos besos que dar, sobre todo si anochece y sigue lloviendo.
Los señores dueños de los partidos políticos y de nuestras vidas, los que elegimos para gobernarnos, y en particular la ministra Fátima Báñez, dijo que estamos saliendo de la crisis. ¡Bendita ella!. Supongo que sea verdad, que no juegue con la esperanza del pueblo; que no sea una estrategia para generar confusión ante el 14M, día de la huelga general. Desde luego yo no me pienso apear, aunque daría lo que no tengo para que fuera verdad, a pesar del los pesares, de los seis millones de parados, quiero decir. Sería un crueldad por su parte ante el clamor popular.
Hablo de mantener esperanzado a un país que se acerca peligrosamente al tercer mundo en cuanto a pobres y desempleados, sacrificados y sobrevivientes. Hablo de una esperanza que no se pierda en el olvido, como los amores contrariados.
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