sábado, 27 de octubre de 2012

Amor en la oscuridad

Un pedacito de cielo con toda su belleza para descubrir el amor: donde todo comenzó.

A mi juicio... Esa facultad capaz de descubrir el bien y el mal en mi boca suena cuanto menos raro. Porque soy persona de desbarajustes mentales, así que malamente soy capaz de discernir el bien y el mal.

A mi lado pasaron unos supuestos ojos tristes debajo de un pelaje negro caminando a cuatro patas... Era un cocker como tú pero en feo, y una joven diciéndole que no tenía juicio. Vengo de tonar café con Eugenio y en cada esquina, al doblarla, me apareces, y me duele el alma. A mi juicio... si la dama que no me deja ir supiera que vivo pegado a ti me encerraría. Tú y yo nunca tuvimos juicio, aunque nunca nos importó: nos conformábamos con querernos.

Dijo Tagore: "la poesía es el eco de la melodía del universo en el corazón de los humanos". Si supiera, ten por seguro que haría de ti poesía, me importa un carajo si corazón humano. Se me hace imposible acostumbrarme a las noches de la desesperación; imposible aceptar que existe otro espacio donde yacen tus ojos tristes. Amor en la oscuridad. Dona, y eso que prometí nombrarte como recurso literario. Solo.

Te recuerdo recluida en tu enfermedad... te recuerdo suspirando... y con cada suspiro estallaba en mi mente una palabra. (La virginidad de una página en blanco. Una hoja de papel que solo se deja acariciar por un lápiz perturbado).

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