-Puedes pedir la luna si te apetece, total, ¿a quién importa?
-¿La luna?
-Sí, tal vez tengas que recoger sus tornillos cuando sea y quien bien te quiera los tuyos. Lo bueno será que no lo verás romperse. Lo malo será lo que tenga que ser. Decía Dostoievski que había crímenes que no prescriben ni en la conciencia del criminal. (Ni en la conciencia agraviada del deseo).
Se trata de una representación poética por calles rotas, que, de cotidianas, no vemos o no queremos ver lo que hay en ellas. Cada una de esas calles rotas tienen un personaje marginado al que un de soslayo solidario, quiere rendir un merecido homenaje. La obra es de un sentido amor, expresión del alma, y la palabra breve. Es humano como un beso y tierno como un abrazo. Pero su realidad lo golpea como el olvido que es. (Cruel destino es el olvido).
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