viernes, 12 de octubre de 2012

Paciente dama

Después de nueve meses ha regresado el otoño. Un otoño crecido en el mismo encanto de siempre. Un otoño que huele a otoño. ¿Un otoño donde todas las circunstancias se han venido a menos? Ten fe. El agua de lluvia hará posible que los amaneceres se abran paso entre el despertar de las incertidumbres. Ojos con miradas de fuego, mejillas sonrojadas, amor, santa poesía. Y todo sin un intratable reproche.
 
El parto de una estación que late con servicios mínimos por los sentimientos de un corazón custodiado por sombras litigando mortales sus deseos. A pesar de los pesares, el amor sigue vivo en ti. Pero salva tú si quieres ese amor que queda por ahí macerado y consúmalo en las profundas aguas de un mar con leyes que no nieguen libertades. La entereza del amor no basta para cambiar el curso del destino. Ahí están los ejemplos de otros enamorados mártires de su amor.

Paciente dama, protagonista antaño de los sueños más hermosos, el amor no se consolida en el silencio elocuente de la vida. Las batallas en la vida como en el amor no las gana nadie, las pierde la esperanza. La férrea voluntad por sobrevivir. Lo tuyo es amor, conjúgalo con la santa poesía. El secreto no está en alcanzar un amor para ser, sino diversificar ese amor en una realidad alternativa. La consigna debe ser esa si no es la otra. Un otoño que involucra una acción con un amplio proyecto en un marco donde se ha de aprender de otros amores, y no para lamentarse, sino para cambiar y mejorar, porque de eso se trata, amor, de cambiar y mejorar. Vivir al amparo de la María parece que ya no te interesa. Sin embargo, el amor nunca fue interesado, además, nunca hubo promesas que pudieran estar desgastadas por el tiempo. Nadie es culpable, bendita locura de amor. Aunque una esperanza no caduca por vetustos resabios con ideas abstractas.

El otoño progresa, se palpa con la lluvia. Y en el horizonte se divisan mejores perspectivas. Ten fe, porque un otoño sin fe es una flor que nace de un sepulcro.

Per què lluitar pel que mai serà teu? I tu, amor immarcescible, m'ho preguntes.

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