jueves, 4 de diciembre de 2014

La parada de Jesús.

Ayer pasé en el metro por la curva anterior a la parada de Jesús donde tristemente tuvo lugar el trágico accidente que costó la vida a cuarenta y tres personas. Sentí pena, rabia, dolor por la tragedia. Pero en aquel momento, además, pensé lo que en un segundo nos puede cambiar la vida. Un accidente desgraciado puede cambiar la vida para siempre. El tiempo no se mide solamente por un reloj. Si en verdad una hora tuviera sesenta minutos, cómo se explica que una hora contemplando una puesta de sol pase más rápido que diez segundos que tarda el metro desde la curva a la parada de Jesús...

La concepción de la vida lo más sagrado es la propia vida y ayer tuve la sensación de haber profanado la vida de aquellas personas al pasar por allí. El metro ahora va lento por esa curva maldita y han puesto unas bombillas encendidas, no sé si para honrar la memoria de los muertos o para recordar que no se debe pasar de cuarenta kilómetros por hora de velocidad.

Diario Levante: "El coste anual de la corrupción en la Comunidad Valenciana supera los 900 millones". Evidentemente no les queda dinero para instalar sistemas de frenado automáticos en el Metro de Valencia. El accidente ocurrió en 2006 y sigue igual. Unos tapan a otros y no hay culpables ni responsables.

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