El día que se puso en serio a hacer algo creativo creó a mi esposa. Luego descansó tres años. Y cuando se puso otra vez creó la nada. ¡Ya me dirás, dona, qué manera de perder el tiempo!. Y a partir de crear la nada ya todo fue sombras y nubes y dolor fijado a las miserias más incomprensibles como virtudes... ¡Algo insólito!. Convirtió todas las virtudes en defectos, errores, líneas rojas y guerras perdidas de antemano. Pero un día, con una resaca espantosa de culebrones TV, se transformó en rollo de amasar. Que yo sepa, nunca dejó de ser un rollo y amasar. Y dar vueltas. Por lo que va de borrachera en resaca intentando volver a casa por Navidad. ¡Pobre mujer!.
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