Genuina la Navidad.

Es amanecer y el día se torna según mi ordenador me ordena. Vivo de sus antojos. Sabe que me resulta más fácil escribir porque consigo más fuerza emocional que decir a nadie de frente sin dejar entrever en mi mente mi estado de ánimo.

Es amanecer y el día se torna de alegría cuando al fin dejo de pensar en mi suegra... ¡Hay que joderse, dona!. Pues no. Estamos en Navidad y lo tengo que aceptar sí o sí con los buenos deseos impregnados de un ambiente poético donde la mística y las emociones acrecientan los sentimiento. Lo digo en serio, me resulta imposible tanta parafernalia y permanecer impasible ante la abundancia de algunos y la escasez de la inmensa mayoría.

Me explica Patricia que tengo que ser más sociable. Habla así porque fui a comprar café y cambiaron de proveedor y las cápsulas del café ya no valen para la cafetera. -"¿Quiere eso decir que tengo que te tengo comprar otra cafetera porque para la que me vendiste no tienes cápasulas? -"Pues sí". -"Pues no: o me cambias la cafetera o me largo con George Clooney, que además de ser más guapo que tú, siempre está acompañado de las mujeres más bellas". 

Reconozco la miseria cuando las cosas no son como deben ser. No como yo creo que deben ser... No. Y me sublevo y salgo perdiendo porque vivo en sociedad, aún reconociendo que lo hago por el bien de mi familia y el sentido común. Reconozco que la sociedad se volvió contra mí... Paz y después gloria. Un sabio desconocido dijo: "Mientras más conozco a los hombres más quiero a mi perro". Y yo a dona. 

Genuina la Navidad. Sin embargo me inspira, muchas gracias. Y por leerme. En fin, todo se reduce al bendito amor, amar y que te amen. Todo lo demás no importa.