La cena de ayer.

La cena de ayer estupenda. El bar estaba vacío, pero la compañía ideal, las amigas y un amigo en agradable tertulia, ay. Así que la realidad que nos obliga a vivir Rajoy, la corrupción y la impunidad y ese legado de inmoralidad que nos está dejando, por un par de horas a quién importa... Tal vez haya gente que no se venda por un bocadillo de calamares como yo, pero de viejo, qué me queda sino vivir el día como me dejen. Yo, como Rajoy, la conciencia la tengo tranquila, pues acabo de llegar. El que venga después alentando un futuro distinto a esto... Usted y yo pensamos diferente. No sé qué pensarán otros y otras. En fin, lo dejo por hoy que llego tarde, Patricia me invitó a comer. (A Dios gracias la paella la hace Adrián).