De mentir y creerse todas sus mentiras están en la cárcel algunos políticos y otros llamando a la puerta. Ayer entró el último en una prisión de Aranjuez, Carlos Fabra, promotor entre otros proyectos singulares de un aeropuerto sin aviones. Sí. Pobres mentes corruptas. Una mente no está hecha para soportar tanto afán desordenado. Es lo que hay, y en eso estamos y estaremos por más tiempo de lo que quisiéramos.
La prepotencia y las apariencias devoran la lógica que debiera gobernar su avaricia y se denuncian a sí mismos con acciones que nacen en la misma esencia de su ser. La ambición es infinita en esos exhibicionistas. Pareciese que el carné de corrupto, si es que existe, conlleva la estupidez. "Confié en mi marido". "Me lo dieron y yo solo lo cogí". "No recuerdo nada". "Síndrome confusional". "Cumplí con la palabra". Son y nos quieren hacer estúpidos. El asunto es ese.
Los devora la impunidad y aún se declaran culpables con sus ejemplos y sus actos: Coches de lujo, casas señoriales, vacaciones en hoteles de ensueño. Y algunos sin salario conocido. No saben sus correligionarios que no se pueden permitir ese "tren de vida". Todos colaboradores necesarios. ¿Por qué no los denuncian? ¿En qué país vivimos? Y hasta cuándo...
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