viernes, 18 de abril de 2014

Semana Santa

Llamo a mi buen amigo Antonio José y está de procesión. Lleva todo la semana de procesión. Con lo que le gusta el rebujito y tapear por las tascas de Sevilla ahora él mismo se ha convertido en una procesión por la muerte de Jesús el Cristo. Y está feliz. ¿Se alegrará de la muerte del Hijo de Dios Todopoderoso? ¿Qué celebra sino? Me gusta más el Antonio José que se alegra de que el Betis... ¡Qué jodio!.

Y pom, y pom, y rompompom... Los tambores me matan. En mi pueblo también salen con Jesús el Cristo de procesión. La encabeza el cura y el alcalde bajo palio. Mi pueblo es más viejo que la Semana Santa. Ahora recuerdo: -dona, tú lo sabes-, Vicente, el alcalde de mi pueblo y Antonio José son primos. Un socialista bajo palio y un comunista de procesión. Mis dos mejores amigos... eso no es normal.

A todos y todas se nos ha muerto algún ser querido, ¿alguien se imagina recordarlo de parranda por las calles del pueblo? Así no se recuerda a los seres queridos muertos. A mí nunca se me ocurriría recordar a dona en el casal con música enlatada y luces demoníacas. Sería inmoral.

2 comentarios:

  1. Yo recuerdo la mirada triste -ella me la heredó- de mi madre cuando salió de su casa para no volver. Sumida en la inconsciencia alcanzó apenas a mirarme. Tengo sus ojos clavados en mi diciéndome adiós.

    Pero sobre eso recuerdo aún más su risa contagiosa de unos días antes cuando nos dijo que ya no nos riésemos tanto porque cuando uno está muy feliz alguien se muere.

    Quizá esa sea la razón de no reírme, no quiero que nadie muera.

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  2. Eres más triste que yo. Beso.

    Salud.

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