Para encontrar es preciso saber qué se busca. Como el caso de la mujer sentada en el parque en la noche desvelada, lo superficial es únicamente lo que aparenta. En la inmensidad de un mar encontramos la esencia de lo que buscamos. La certidumbre se encuentra en un mar.
En un mar se oyen verdades absolutas, palabras arrancadas del fondo cuyo valor excede al riesgo. En un mar está lo que buscamos (el ser) pero no lo vemos porque interactuamos con la cotidianidad.
Mientras ella reposa, alguien insiste.
Para que algo cambie es necesario que cambie el hombre y la mujer; es preciso que asomen otras emociones.
El miedo identificado entre la preocupación, junto al alto costo que tendría, agrava el problema. En otro tiempos éramos lo que no somos y así, aunque pobres, la vida se sobrellevaba con esperanza. Ahora en un santiamén todo se derrumba y la felicidad se ve alterada por motivadas sensaciones que esgrimen impotencia.
Conviene tomar acción, conformarse no es opción. Exigir una respuesta sostenida en la verdad. Y si Dios no obra, que entre el mar por Antequera y acabe con todo.
Si quiero, el domingo...
ResponderEliminarGracías.
Vale, entonces, que así sea.
ResponderEliminarMiedo... eso es, el miedo que no deja avanzar.
ResponderEliminarContra el miedo nada te puedo aconsejar, valiente, nada sé. Lo siento. Beso.
ResponderEliminarSalud.
Es fácil, el miedo paraliza pero eso no quiere decir que no puedas. No digamos de ser valientes, es de ser audaces. ¿Te da miedo algo? Pues lo afrontas, claro mientras no sean gusanos, obvio.
ResponderEliminarSiempre habrá algo a lo que tengamos miedo o alguien. Beso.
ResponderEliminarSalud