sábado, 12 de abril de 2014

El hombre pacífico

Nació y siguió creciendo, serenamente, a pesar de carecer de amigos y juguetes. En la escuela confirmó las ventajas del pacifismo esmerándose al poner la otra mejilla, la otra mano, el otro ojo, hasta que manco, ciego y sin mejillas, regresaba tranquilo a casa de sus padres para escuchar afable sus quejas y maldiciones.

Cuando accedió al mundo laboral aprendió como nadie, con extremada paciencia, a tolerar abusos, soportar atropellos y consentir excesos, satisfecho y complacido de sobrellevarlo con una sonrisa.

Al hombre pacífico nada lo amilanaba y, a pesar de las afrentas, él siempre tenía para ofrecer otra sonrisa, otra oreja, otro pie, hasta que sin mejillas, manco, ciego, sordo y cojo, regresaba a su casa para tratar de apaciguar la frustración y la cólera de su mujer y ocuparse, además, de atender a los muchos cobradores y solicitarles nuevos plazos y menos intereses. Así fue que, además de sin mejillas, manco, ciego, sordo y cojo, también quedó sin pecho y sin espaldas. Ni cuando lo desalojaron de su casa, lo despidieron del trabajo y lo abandonó su mujer, tuvo el hombre pacífico un mal gesto o una peor reacción, tal vez porque aquel hombre carecía de gestos y reacciones.

Cuando solo le quedaba la palabra y el hombre pacífico había cumplido al menos cien años de existencia, un mal día, sin que nadie pudiera explicárselo, con un hilo de voz susurró delante del espejo un postrero y definitivo ¡joder, dona, ya vale! que llegó a oídos de todos: sus padres, su maestro, su mujer, su patrón, los cobradores y antes de que tuviera ocasión de arrepentirse, frente a su desahogo y airadamente le reprocharon su desvergonzada intolerancia, su grosera intransigencia, su mala saña, su peligroso fanatismo; el hombre pacifico también acabó perdiendo lo único que le quedaba: la palabra.

3 comentarios:

  1. Sin palabra el hombre pacifico esta jodido, con el perdón de su merce, aunque a decir verdad ya lo estaba desde que ofreció la otra mejilla.

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  2. Los que creemos en un solo dios verdadero siempre ponemos la otra mejilla... Beso.

    Salud.

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  3. ¡Tomala barbón! Pa' que te eduques MaLquEridA.

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