miércoles, 16 de abril de 2014

Don fulano

-¡Por favor!.
-¡Oiga usted!.
-Tengo prisa...
-Y yo...
-Usted se espera: "dígame usted señor Don fulano".

El dinero y el poder compran barbaridades de tolerancia a quienes ponen precio a la convivencia. Se legaliza el pecado que nunca invalida sus consecuencias ni merma el impacto de los daños a quien lo practica. Tampoco consigue que desaparezca el sentido de culpa interior que provoca su comportamiento (de ser normal el fulano), mucho menos impedirá que se establezca justicia. Autoritarismo, prepotencia, y en ese plan; estaría bien suprimir el poder del dinero que pesa contra la convivencia. La costumbre hace ley aunque sea mala. No empeñemos la sana convivencia por beneficio personal, el costo siempre excede al precio.

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