sábado, 13 de abril de 2013

Un corazón solitario no es un corazón

Un gobernante se debe a su pueblo y a sus benditas necesidades. Las expectativas de los gobernados suelen ser vastas: educación, salud, bienestar social, estabilidad económica, política medioambiental, seguridad ciudadana, trabajo, etcétera. Pero el gobernante no hace caso y el pueblo sufre en permanente conflicto. Es triste ser desgraciado, y más saber que lo seguirás siendo al día siguiente. Igual la felicidad que a veces proclamo haya pasado al capítulo de las utopías al perder la esperanza de alcanzarla. Siento la tarde, parece que las palabras me salen más realistas que la siempre literatura trasgresora. El mundo tiene nefastos gobernantes. Ni permiten cuestionarse con valentía su modo de administrar el poder. Siempre es saludable, y lo sé de fuentes bien informadas, verse a uno mismo en el espejo, echar la vista atrás y fijarse en el camino andado.

Si fuésemos justos, que no lo somos, cada cual se pondría el castigo: "Yo pecador" y haría lo que le corresponde para salvaguardar el mundo de dirigentes imperialistas. Por desgracia, hace tiempo que la tierra ha dejado de ser un Paraíso en todos los sentidos. Paraíso donde se conjuga lo armónico con el gozo de vivir... En cualquier caso, hay que dejar atrás los egoísmos, volver a la verdad, e ir más allá de los gobernantes y sus legislaciones, que tanto qué desear, lo fundamental es tomar otras actitudes de vida. Se sabe que los recursos son escasos, que el erario está vacío, pero con imaginación tal vez se pueda hacer algo. Y honradez, sobretodo honradez. No en vano, donde la conciencia no reside, por mucha ciencia que nos injerten, el espíritu no va. El mundo también necesita avivar esa conciencia colectiva como modo de pensar y manera de actuar solidariamente, y no solitariamente, que "un corazón solitario no es un corazón", dijo Antonio Machado. Por ello, hace falta poner en valor la revolución de los corazones. Los administradores de este mundo tendrán que poner más empeño en sus quehaceres y darles sabor de esperanza. Al fin y al cabo, caer en la desesperanza es el peor de los males, prolonga el tormento y prolonga la desesperación.

2 comentarios:

  1. Cada vez somos mas individualistas, nos importa menos el de junto y si nosotros no vemos por los demás los gobernantes ni nos miran.


    Saludos

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  2. "El de junto". Vale un beso transatlántico. Que pases buen día.

    Salud

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