sábado, 13 de abril de 2013

¡Salud y República!

He de confesar que no me agrada el juez Baltasar Garzón. Dicho esto, demostró que la universalidad de la justicia no es una aspiración imposible al encausar a Augusto Pinochet, símbolo de la impunidad de las tiranías latinoamericanas, que fue arrestado en Londres por la comisión de crímenes de lesa humanidad. También a dictadores argentinos. Y en especial contra los intereses de la banda terrorista ETA. El caso es que Baltasar Garzón dejó de ser un simple juez de la Audiencia Nacional española para convertirse en una estrella global.

Baltasar Garzón vió los roles invertidos al poner los ojos en su propio país: "Los GAL" y el PSOE. La "Trama Gürtell" y el PP. Y escarbó en la España franquista, en esta causa dicen que prevaricó porque existía "La Ley de Amnistía de 1977 que impidía investigar los crímenes cometidos durante la guerra civil" con intereses consensuados por las fuerzas políticas del momento. El caso es que removió viejas heridas falangistas del franquismo. ¿Se puede explicar cómo el Supremo rechazó los recursos de apelación de Garzón y admitió los de Falange y Manos Limpias? ¿Acaso su abogado defensor, ni él mismo saben construir recursos de apelación, ni siquiera una defensa? Es mucha política para un sumario con demasiados intereses y peores quereres. Dejando a un lado los eufemismos jurídicos y los vericuetos procesales, las causas iniciadas en contra de Garzón constituyeron una muestra de cómo el franquismo se mantiene enraizado en la estructura del poder judicial más que en la propia sociedad. Es la crónica de la justicia al revés en la que el criminal escapa y arrastra a la justicia a una profunda y distorsionante contradicción: Un juez fue acusado, juzgado y condenado antes que sus propios encausados.

Mañana será 14 de Abril, aniversario de la Segunda República, y los defensores de la democracia siguen enterrados en las cunetas. ¿Hasta cuándo? Mañana será el aniversario de la Segunda República y tal vez algún día celebremos la Tercera. Y entonces España será una democracia de los pies a la cabeza.

¡Salud y República!.

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