La financiación de las comunidades autonómicas acercan posiciones con Cataluña para la nueva financiación: Valencia y Madrid entre ellas. Todas están a favor de elevar la participación del IRPF para mejorar los recursos económicos. Hay margen. Además, no les queda otra, porque el ministro Montoro está empeñado en repartir el déficit entre todas ellas. Así las cosas.
Entre la fotogenia de Feijóo y la mala hostia de Bárcenas, pasando por de Guidos con la Merqkel, Mato y sus relaciones matrimoniales, y los yogures sin fecha de Arias Cañete, y el paro que no hay manera, y los puentes que se caen (Señor, para misterio éste, y no el de la Santísima Trinidad), y la general secretaria de Cospedal que no está ni se la espera, acabarán con Rajoy. Hoy, se reúne la cúpula del PP para apuntalar la maltrecha imagen que padecen. No sabremos lo que discutirán, a no ser que enciendan la pantalla de plasma. Por cierto, me cuentan que Rajoy lleva desde diciembre sin dar una rueda de prensa en España. ¿Qué tendrá que ocultar? A Rajoy lo acorrala su propio partido y si lo hubieran hecho en otros tiempos, ya lo hubieran conseguido, pero ahora la mayoría absoluta lo respalda.
Un político con vocación de servicio público da largas para mantenerse en el poder por tiempo indefinido. Tiene un aparato que defiende su gestión con un hermetismo radical. Y como la oposición del PSOE adelantó las vacaciones, y sellada la boca de los periodistas con notitas escolares, la opinión pública adversa, y chantajeaba las fuerzas sociales organizadas, tenemos Rajoy para Rato, y para Bárcenas, y para Urdangarín, y para Torres, y para Feijóo, y para de Guindos, y para Montoro, y para Arias Cañete, y para Mato, y para de Cospedal, y para Jesús el Cristo en las fiestas de mi pueblo, o sea, Rouco Varela.
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