lunes, 15 de abril de 2013

Un lunes y un palmito de mujer


Un lunes de resaca presagia un viaje en un solo sentido... hacia adelante, como la vida. Una vida con una sola existencia. Algo bueno tiene que ocurrirme en un lunes capaz de compararse a una vida. ¿Un lunes que comienza dará sentido a mi vida? Un lunes valiente, trasgresor, inocente, atrevido, ignorante tal vez.

Cada momento que pasa me acerca al final imperceptiblemente: al final del día, y cuando lo alcanze aparecerá un vago y nebuloso recuerdo en mente. Mi mente... ¿acaso todo ocurre en mi mente? La vida y la muerte. Presente, pasado y futuro. El porvenir. ¿Se trata de esperar paciente que todo ocurra? La muerte llegará algún día, como el porvenir. Así que debo aprovechar este lunes como si fuera el último día de mi vida.

Un lunes tengo la impresión que solo una pequeña porción de la ciudadanía alcanza a conocer su propia identidad o tendrá conciencia de su verdadera personalidad. De modo que muy pocos serán los que hagan el viaje conociendo el destino y sabiendo con quién y el equipaje a llevar.

Cuando nacemos recibimos la vida libre de impurezas, hablo de ira, vanidad, envidia y malos quereres... Durante los primeros años, nuestros padres se encargan de equiparnos para el camino: nos dicen cómo debemos comportarnos y nos regalan su tiempo. También con regalos nos enseñan a apreciar las cosas buenas y malas que tiene la vida. Naturalmente, también nos hablan de valores personales y otros que quizá encontremos por el camino... aunque en el mundo exterior no es fácil encontrarlos. Nos enseñan a controlar nuestras emociones y sentimientos para que no seamos inadecuados, imbéciles, "normales", que diría una amiga. También nos enseñan cómo a hacer juicios de valor entre lo bueno y lo malo. Y luego, con el tiempo, el nuestro, adquirimos una máscara de hierro que llevamos el resto de nuestra vida.

A largo de nuestra existencia, y con la máscara de hierro, nosotros mismos vamos adquiriendo experiencias con exigencias inexcusables. Entonces comprobamos que nuestros padres, como la vida nos atiborran de conocimientos irrelevantes, porque se empeñan en enseñarnos lo que tenemos que aprender en vez de decirnos como usar lo que aprenderemos... Los padres, la escuela, la vida nos enseña, pero no siempre sabemos utilizar o darle sentido a lo que aprendemos.

La mente se desarrolla a través de experiencias percibidas por los sentidos; a partir de esas experiencias creamos nuestros mundos personales, que tantas veces son paralelos. Mientras, continuamos inconscientemente manteniendo el proceso de asimilar todo lo que nos rodea... Y así formamos nuestras acomplejadas mentes. Este es el proceso activo que nos convierte en una unidad en permanente cambio de sentires y pareceres.

2 comentarios:

  1. Me parece que como padres atiborramos a nuestros hijos de lo que creemos es bueno pero cuando tenemos nietos les enseñamos lo que realmente es bueno que como todo, lo que es bueno para mi no tiene cque serlo para ti.

    Los lunes el pensamiento esta aletargado junto con las ideas que no terminan de despertar.

    ResponderEliminar
  2. Hay que espabilarse, que vivimos momentos con comportamientos que tienden al desprecio... Muchas gracias. Beso.

    Salud

    ResponderEliminar