Sabía que llegarías hoy, y hoy recojo tu poesía fruto de aquella semilla que sembré con anhelo y extasiado bajo la luz plateada de la luna. Hoy acudo a ti porque en mi pensamiento, en mi recóndita y concentrada vida en esencia solo abita ella.
Sé que es muy tarde. Pero estás aquí y protagonizas mis sueños, y también eres la letra de mi inspiración. El embeleso, el encanto, y que es maravilloso amarte bajo ese mismo manto de ensueño que creas en mi vida.
Por cierto, sabes de qué color eran sus ojos...Mi memoria, es igual, no me hace falta recordar el color de sus ojos para saber que son únicos. Sé que en ellos tengo el fulgor que me hace falta. Amo y me siento amado, y reconozco que la vida es un regalo solo por saber que existe.
Vengo de Les Seniaes, y caminando de vuelta a casa, he pensado elegir un lucero, el más brillante del universo y ponerle su nombre. Llevará su nombre y cada noche lo llamaré y te acercará a mí.
Por cierto, me dicen tantas cosas de ti, y no todas buenas; a veces te subliminan y otras te matan. Hay quien sin conocerte se atreve a difamarte, envilecerte, no se dan cuenta de lo oscuro de su conciencia. Son gente cobarde que viven recubiertas de un caparazón para evitar que penetres ellas. Huyen de ti, sin embargo, darían la vida por que las tocaras. Si fueran sinceras pedirían que les tocaras entre las sombras de sus miedos, pero son desconfiadas y desconocen que tú eres su luz.
Disculpa, ¿me lees? Es que hoy sin saber por qué un algo dentro de mí me dice que te escriba y me gustaría que me leyeras... No sabes cuan perdido estoy... Léeme, te reconozco en mí cada día: me has dado más de lo que nunca imaginé. Pero soy humano y algo me empuja, tal vez sea para que dibujes mis palabras y las hagas creíbles. El cansancio me atenaza los dedos al escribir a estas horas de la noche. Si no fueras quien eres, y llegaras a sentirte defraudada por un momento... decirte que habito en medio de la noche en Les Seniaes y que yo... Te escribo porque eres esencial en mi vida y porque haces que un día sea diferente a otro. Te escribo para decirte que tengo listo el equipaje para cuando decidas venir por mí para cruzar el puente infinito que me aleje del dolor y la indecisión que me sobrecoge. Sigo con mi ancestral costumbre de emocionarme con mis extrañas sensaciones que obligan a mi cuerpo a tiritar en plena primavera, y no por es frío: Tú bien sabe por qué es...
Ella... Tú... Tú bendita. Ella Santa Poesía. Os confundo. No sé quién es una y otra.
María Magdalena, María, qué si abres su corazón. ¿Lo harás, di? Estoy seguro que dentro encontrarás algo que me pertenece. Santa poesía. Voy a dormir, es tarde.
Seguro que si te lee y sonreirá afortunada por ello.
ResponderEliminarSaludos
Si al menos me leyera en silencio como antes... Y si además sonriera, entonces... Muchas gracias. Beso.
ResponderEliminarSalud
¿Y como sabes que no te lee? ¿Y como sabes que no sonríe?
ResponderEliminarLo sé, como también sé que no me sonríe. De viejo sabe uno cosas que no sabe explicar... Muchas gracias. Beso.
EliminarSalud
Me gusta tanto este texto.
ResponderEliminarQue bonito escribes.
Eres muy amable. Muchas gracias. Beso.
ResponderEliminarSalud