martes, 23 de abril de 2013

¡Feliz día del libro!

Seguro que alguien se habrá hecho antes la pregunta, no dudo que así ha sido, pues nada es nuevo bajo el sol, pero cuando leí el nombre de los dos enterradores que cubrieron el acontecimiento quedé estupefaciente: lo hicieron en diferido... Ocurrió antes del nacimiento del principal protagonista y duró lo que dura un suspiro hasta su lamentable suicidio. Y luego aquellos críticos literarios comentado los hechos e interpretándolos según su particular punto de vista, por cierto nada coincidentes: perecía que no habían leído el mismo libro... Desde que leí el libro y supe el nombre de los dos enterradores nada ha sido igual. Y qué triste que nada haya cambiado en tanto tiempo... y qué triste que está la infanta...
 
No existe vocación literaria, a la mayoría de la gente no les gusta leer libros: perder el tiempo leyendo libros... y que no se fían de los escritores y poetas. Seguro que de haber sido todo lo contrario se hubieran ahorrado muchas pastillitas de colores y horas pegados al televisor celebrando bodas y banquetes y divorcios... De lo que se trata es de convencer a la gente de que mientras el amor triunfe todo es posible. Lo lamentable es que a veces, después de que las circunstancias se tornan difíciles y hasta que la expresión más infame se convierta en ausencia, la pasión muera y solo queden vientos oscuros que arremeten contra la intimidad que los alimenta. Los sentimientos del corazón irán cambiando diezmados a la espera del despertar de un nuevo día con ilusiones truncadas para ubicarlo en el lugar que le corresponde en la intimidad de cada cual.
 
Vale la pena leer un libro. Porque la lectura de un libro es capaz de asimilar en su continuidad un lanzamiento al futuro con incertidumbres que permiten convertirnos en seguidores de la imaginación diestramente confeccionados para su disfrute por talentosos escritores. Existe una gran mayoría de la sociedad con una desviación televisiva como enfermedad mental que se acercan incendiarios a los pebeteros literarios al no compartir el valor de los libros: sus apetencias son ajenas a la gracia de las letras y se lanzan al abismo de todo lo amarillo con la variante del "robao". También existe gente que les agota la lectura o se inventan obstáculos para evitar tomar un libro entre sus manos. Cada cual elige su camino con total libertad, unas veces fatídico y otros floridos de ideales. Entre las diferentes lecturas que oferta el mercado literario hay para todos los gustos. Incluso para quienes sus finalidades solo alcanzan a vivir en estados abstractos y mortificarse para luego convertirse en eslabones de una interminable cadena de sentimientos póstumos. ¿Para qué tanto y leer si nos vamos a morir igualmente? Estas son preguntas de acéfalos. Aquellos y aquellas que van con su luz por un horizonte literario, tienen la ocasión de hurtarle el tiempo a una realidad tantas veces nociva, a la noticia y el comentario absurdo, al barrer la calle con la vecina chismosa, al desamor y otros desvelos. En fin solicitada la encomienda de construir un país mejor, una patria de hombres y mujeres dignos y decorosos, cultos y soñadores... Inteligentes. ¡Claro que estoy hablando de leer un libro, y seguiré, porque algo raro gira en contra!.

2 comentarios:

  1. Cuando leo un libro, un texto, un post que me gusta tanto siempre digo: Yo quiero escribir así pero escribo con infantil sencillez aunque lea mucho.

    Bien dijo un día mi amigo: Somos lo que leemos y yo debo leer pasquines porque de otra forma no entiendo como es que siga escribiendo con mis cuatro palabras acostumbradas.

    :/

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  2. Escribir bien o mal todo es escribir... A mí hace tiempo que dejó de preocuparme si bien o mal... Me encanta escribir y lo hago sin complejos. Muchas gracias. Beso.

    Salud

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