sábado, 31 de diciembre de 2011

Principio y Fin

Pajares y Gijón. (Alfa y Omega). Eo y Tinamayor. Y vuelta a empezar. (Y dale). Esta noche comenzará un Nuevo Año que se extenderá a todas las personas promoviendo cambios y renovaciones. Propósitos y metas. Siempre igual. ¡Feliz Año Nuevo!. Felicidad para todos. Y salud, claro.

Es difícil escribir original en estas fechas. Hasta los periódicos de a diario tan distantes en sus insinuaciones editoriales, hoy se ponen de acuerdo para que sus mensajes sean de Paz y Amor en la Tierra como en el Cielo. Al margen de los propósitos y metas de cada cual, está la realidad de nuestras vidas y sus circunstancias. En este mundo lleno de conflictos e infortunios, en este nuestro andar de cada día, es bueno contar con el apoyo de alguien que nos acompañe para llegar a buen puerto. Habrá quien piense que como su dios verdadero nadie. Otros y otras pensarán en Rajoy visto lo visto ayer, en los Presupuestos Generales de marzo ya aclaradas las cuentas del Estado ¿? El mes de abril que le robaron al Sabina y los siguientes que vaya usted a saber, serán de espanto. O sea, hasta marzo marciando las buenas intenciones y las mejores compañías (licencias de cada cual). Recomendaría entonces, por lo que pueda ocurrir, nos diéramos todos los buenos abrazos y los mejores besos ahora, esta noche, con el último aliento de 2011 para asegurarnos el buen amor. Al menos yo no me fío de lo que pase en adelante. No importa la vida que hayamos llevado hasta ahora: mala o buena; ni lo que seamos: pobres de solemnidad. Las cosas no serán como antes: quien otrora intentaba realizar un proceso de transformación de dentro hacia fuera con el fin de mejorar, de ser mejor persona y alcanzar el respeto de la colindancia, además del amor, ahora no, ya no, no puede. Esta noche, y lo sé de fijo, será la última fiesta con tintes de Navidad en muchos años. Así que nada de buenos propósitos para el 2012. Disfrutemos pues el momento con moderación: que la buena comida, que la buena bebida; que el buen humor se nos acaba. Uno, como Unamuno: "Quiero vivir y morir en el ejército de los humildes, uniendo mis oraciones a las suyas, con la santa libertad del obediente". Que Manostijeras Rajoy y Monseñor Rouco matrimonios gais y aborto libre en el extranjero nos cojan enamorados. Amén.

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