"Me gusta escuchar tu voz con tu acento y tus palabras que son oídos de tus sentimientos. Me gusta cuando me dices te quiero, que tus mejores momentos son cuando estás conmigo. Me gustas, pero me gustabas más cuando tus ojos no sabían mentir".
Cada cual tiene una idea de lo que es la amistad -supuestamente-. La amistad, puede dar su respuesta: "es una aspiración de bienestar espiritual, un estado de satisfacción plena de querencias donde la voluntad se realiza y las necesidades del alma permanecen tranquilas. Es la meta que se aspira alcanzar algún día en el transcurrir de la vida". De lo dicho, hay quien pudiera pensar que la amistad se alcanza al margen del amor, sin embargo, la amistad es amor, es el mismo sentimiento o parecido, quizás una raya muy fina lo separa, por lo que no se puede actuar alegre. El asunto a veces se complica al pretender alcanzar el amor sin tener claro si de amor amar o de amistad amor. Complicado asunto éste que cada cual debe resolver si por un aquel se cruza por su camino un sentimiento de amor sin definir claro, controvertido amor. Amor del corazón, ¿sentimiento de amor amar? Amor del alma, ¿sentimiento de amistad? Al margen de la voluntad de cada cual, el amor descarta las circunstancias para que un sentimiento sincero sea concebido por obra y gracia del destino o el azar. Azar o destino, ambos juegan con las personas en el campo de los sentimientos. También la imaginación de cuando en vez juega sin reparar en las consecuencias al juego del amor. Adán y Eva no tenían necesidad de pecar si no querían. Pero querían. ¿Y entonces...? Santo fornicio, ¿caprichoso amor? Diferencia de lo indeterminado, ambiguo y vago, amor que llega sin visos de llegar, que se va sin presagios de partida. El amor no entiende de límites, y menos si están difusos. El amor es poesía. El amor es un oscuro insondable de la existencia humana. Lo cierto es que cada cual ha de resolver como pueda un sentimiento de amor llegado el caso... caprichoso amor. Divina locura de amor... nadie es culpable. Nirvana: dejarse llevar. Y nunca castrar la posibilidad de alcanzar el buen amor en cualquiera de sus manifestaciones. Nunca dejar pasar de soslayo unos ojos negros y una mirada. La posibilidad de amar, sobre todo si vamos vacíos de vida y esperanzas.
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