martes, 13 de diciembre de 2011

De vuelta a casa

Ayer, de vuelta a casa, en el avión estuve pensando en una niña que conocí en Sevilla. Dieciséis años tenía... Hay una canción en mi tierra que habla de ella. Sino de ella, niña sevillana, de otra niña parecida. La de mi tierra se llamaba Aida de la Fuente y fue asesinada en nombre de la libertad en La Revolución de Octubre de 1934. Alicia, que no Aida, que así se llama la niña sevillana, también es revolucionaria. A su edad corta ya ha escrito tres libros. Es una niña alegre e inteligente. Es una niña de mucho talento. El talento no entiende de edades, te puedes morir de viejo y no saber qué carajo se siente al tenerlo. Sé bien lo que digo, que hace una vida que lo persigo y nada sé de él. ¿Cómo a una edad tan temprana se puede escribir tan inteligente? Escribe y su pensamiento no es dogma, no es una certeza inapelable. Le da al lector la posibilidad de responder con su propio criterio, con su verdad. Es una escritora que escribe y dice sin decir, como los buenos poetas. Algunas veces la respuesta, si la tiene, se ha de leer entre los puntos suspensivos, entre las márgenes del papel, o entre los sentimientos de cada cual. No pude darle más tiempo. Fue un día de visitas de urgencias y emergencias. Fue un día algo triste. Pero seguiré el andar de esta niña sevillana de cerca. De sus escarceos por la literatura. Suerte, niña Alicia, mucha suerte escritora de talento. (Lamentablemente uno ya solo puede desear buena suerte al talento ajeno).

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