sábado, 17 de diciembre de 2011

¿Muerte y resurrección?

Tiene razón quien dice, y no alegre, que me estoy yendo porque me obsesiono fácil. El caso es que no siempre tengo claro que deba estar alegre. Quiero decir que en medio del dolor y el llanto ajeno no me apetece estar alegre. No y no, no puedo ni quiero estar alegre simplemente porque sea Navidad, al contrario. Y no hablo por mí, sino por todos y todas. Mejor sería que estuviéramos tristes por cómo hemos montado este tinglado de sociedad en la que malamente nos desenvolvemos. Lástima. Ayer, el presidente de EEUU, Barack Obama, dio por finalizada la guerra de Irak después de ocho años. Dicen que fueron más de cien mil iraquíes muertos, en su mayoría civiles. Además de cinco mil invasores. Esta guerra comenzó con una mentira y acabo siendo un inmenso cementerio. Nos queda en el recuerdo la fotografía de tres en las Azores que lo atestigua. El pueblo siempre es inocente, no merece un final así por muy criminal que sea su presidente. Dice que me obsesiono fácil, pero tiene sentido en mi mente porque unas fiestas navideñas, porque una misa, porque un Salvador, Redentor, Cristo, Jesús, el Emmanuel, el Dios venga a tu nombre... Si Dios está con nosotros, ¿quién está con Él? No es blasfemia. Al menos no pretendo ser irrespetuoso. Mejor nos valdría solucionar nuestras diferencias humanas civilizadamente y no esperar la resurrección después de la muerte para perdonar nuestros pecados que son fratricidios. Y luego está el gran acontecimiento de salvación para la humanidad que divide la historia en dos: Antes de Cristo y después de Cristo. Resulta que todo comenzó con la encarnación del Mesías en las entrañas de María. ¡Manda güevos!.

2 comentarios:

  1. Lo lei hoy y quise compartirlo contigo se que aqui lo leeras

    REPITE LA FRAGILIDAD DE LA VIDA, Y SEÑALA SUS ENGAÑOS Y SUS ENEMIGOS

    ¿Qué otra cosa es verdad sino pobreza
    en esta vida frágil y liviana?
    Los dos embustes de la vida humana,
    desde la cuna, son honra y riqueza.

    El tiempo, que ni vuelve ni tropieza,
    en horas fugitivas la devana;
    y, en errado anhelar, siempre tirana,
    la Fortuna fatiga su flaqueza.

    Vive muerte callada y divertida
    la vida misma; la salud es guerra
    de su proprio alimento combatida.

    ¡Oh, cuánto, inadvertido, el hombre yerra:
    que en tierra teme que caerá la vida,
    y no ve que, en viviendo, cayó en tierra!

    Francisco de Quevedo y Villegas

    ResponderEliminar
  2. Siempre existe un conflicto en el que media la diplomacia, la política, las relaciones socio-económicas. Mientras, personajes nefastos van dejando una huella negativa a su paso. Todo por la patria, la suya, de ellos, de su propiedad.

    Salud.

    ResponderEliminar