"Cuando estoy contigo no sé qué es más bello, si el color del cielo o el de tu cabello, no sé de tristezas todo es alegría, solo sé que eres tú la vida mía. Cuando estoy contigo, no sé si en la brisa, hay mejor sonido que en tu alegre risa". Armando Manzanero.
¿Qué espera una sociedad durmiente de los lamentables excesos de su clase dirigente? Uy, qué pegadizo me salió. Me pido ser poeta para enamorar a la niña de mis ojos que ayer me dijo que habló de mí (escribidor de día y enamorado en la noche que embelesa de ella) orgullosa de mí a una amiga. Y yo que creí que nadie me leía. Si ella me lee qué me importa el mundo y todo lo demás. Mi niña.
Lamentablemente algo iba a contar de la clase dirigente ida de este país, pero acordándome de la niña de mis ojos se me ha ido el santo al cielo... Entonces, solo decir que querer es amar, y eso es ser solidario; es justamente respetar a la colindancia. Al pueblo soberano. Sin respetar al pueblo agradecido por la confianza delegada, por más que alabemos al Señor Dios mío Jesucristo amén, no estaremos cumpliendo su voluntad. Ni la del pueblo. Politiquería desintegrada en la abundancia del erario que hace de la esperanza el oprobio de un pueblo por sus lamentables hechos, acusaciones y mentiras y traiciones. Cuando la confianza desaparece nace la indiferencia y se anula la conciencia; así no hay ideales que no se desvanezcan en el aire como aroma rancio. Todo el mundo es consciente, pero no entiende por qué tienen que entregar todos sus sueños. Y luego hablan del pasado en el presente, de Franco, culpando a los demás de su hipocresía. Qué no tuvieron tiempo ellos... Qué no tuvieron tiempo para eso y para más, para honrar a los muertos que aún siguen por las cunetas. Aunque yo me hubiera conformado en vez de vender las maravillas del país por el mundo hubieran alimentado a su pueblo indigente de pan y justicia.
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