domingo, 30 de abril de 2017

Abril se muere: ¡viva mayo!.

El dolor que silencia la evidencia de la culpa se convierten en un peso difícil de llevar. Bosteza el día y aparecen las miserias con sus esmerados insultos. Ni que estuviera en campaña electoral y yo fuera la candidata a fallera mayor.

El mes de abril que se nos va no se portó bien conmigo. Algo tiene diferente este mes de abril al de otros años, ni la primavera es igual, ni la flor de azahar, por antonomasia, flor de Les Seniaes. Las mariposas ya no vuelan libres y el azahar no floreció a consecuencia de las heladas del invierno más frío que recuerdo. Le echaría culpas a Rajoy pero no creo que en esto también sea culpable. Por la Rubio Manchego no pongo la mano en el fuego, ni por ella ni por mí que diría el que fuera presidente de la Comunidad Autónoma de Madrid cuyo nombre no me viene a la cabeza. Para más señas, y por si fuera de interés al plantel de políticos "eficientes" con el Erario, el jueves pasado entró en prisión.

Abril, de toda la vida fue un mes que me dio buena suerte. Reconozco que al dar la bienvenida a la primavera no era difícil que me cayera bien. Yo al mes de abril siempre le pedí y nunca me negó, y no le pedí menudencias, le pedí por todo lo alto. Le pedí una amiga que amara la poesía, entre todas la más bella, y me la dio, aunque luego se haya ido. Le pedí una musa, y me la dio, no sé si la mejor de todas las musas, pero me llegó a inspirar como ninguna, incluso la llegué a querer cuando dejó de ser musa para ser poesía, aunque luego se haya ido. Pidiera lo que pidiera el mes de abril siempre me lo dio. Vale pues la sentencia: nada es para siempre. Abril se muere. Al menos que el encargado de escribir los amaneceres del mes de mayo, ¡viva mayo!, no se le olvide anotar mi nombre. Gracias.

6 comentarios:

  1. Otro tiempo vendrá distinto a este
    y alguien dirá
    debiste haber contado otras historias.

    Hoy me acordé de ti leyendo a Ángel González
    el poeta español que pensé eras tú.


    Abril es inolvidable para mi.


    Un saludo

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  2. Dices que nunca me entiendes... Ángel González es un poeta muerto. Y tú y yo estamos vivos. Siempre me alegra saber de ti. Gracias. Beso.

    Salud.

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  3. Buenas...

    ¿Escribirás algún día la canción más requetebonita del mundo?

    Deseo que sí.

    El éxito de todos los fracasos. La enloquecida fuerza del desaliento. Te pareces -cuando quieres- tanto a él.

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  4. Buenos...

    Escribiría de tus ojos la mirada más triste. De ti dependería hacerla canción. Gracias.

    Salud.

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    Respuestas
    1. Uy, se me olvidó el beso. Con el perdón.

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    2. ¿Qué tengo que hacer para hacerla canción? ¿Hay que matar a alguien? ¿Besar un sapo?
      ¿Secuestrar a un hacedor de acordes? ¿Hacerse amigga de un poeta? ¿Robar un poco de tiempo a un primo cantor? ¿Qué hay que hacer para que esa canción exista?


      Descansa

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